Manuel Aguirre-Lara

Manuel Aguirre Lara, un esposo, padre, abuelo, hermano y amigo devoto, partió en paz, rodeado del amor de su familia, el 24 de septiembre de 2025 en Tulsa, Oklahoma. Nació el 20 de noviembre de 1960 en Zacatecas, México, hijo de Eucario Aguirre Yáñez y Carmen Lara González.

Durante 42 años, Manuel compartió su vida con su esposa, Felipa. Juntos construyeron una familia fuerte y llena de amor, que era el centro de su mundo. Fue un orgulloso padre de Brenda (Hender), Cristina (Edgar), Cecilia, Carolina, José Manuel (Angelina) y Mariana. Su mayor alegría era ser "Papi Manolo" de sus 11 consentidos nietos: Andrea, Regina, Damián, Emma, Edgar, Raquel, Manuel, Gianna, Leonardo, Olivia y Oliver.

La vida de Manuel fue un verdadero testimonio de amor, fortaleza y generosidad. Aunque sus primeros años estuvieron llenos de retos, logró construir para su familia una vida basada en amor incondicional, apoyo y union. Siempre estaba dispuesto a tender la mano a quien lo necesitara, recibiendo a todos con los brazos abiertos y considerando a su familia extendida no solo como parientes, sino como verdaderos miembros de su familia.

Tenía un maravilloso sentido del humor, siempre con un chiste, una cálida sonrisa y un abrazo reconfortante. Su honestidad, optimismo y firmes valores dejaron una huella profunda en todos los que tuvieron el privilegio de conocerlo. Incluso durante su enfermedad, Manuel se mantuvo como un pilar de fortaleza y esperanza, inspirando a quienes lo rodeaban con su espíritu inquebrantable.

Entre sus alegrías más simples, Manuel disfrutaba especialmente compartir helado de vainilla con nueces con sus nietos. Estas pequeñas y dulces tradiciones se han convertido en recuerdos que su familia atesorará por siempre en sus corazones.

Para sus hijos, Manuel no fue solo un padre amoroso, sino también un ejemplo a seguir, un maestro y una inspiración. Para sus nietos, fue una fuente infinita de risas, abrazos y amor. Para sus amigos y hasta para aquellos que recién conocía, fue un hombre de bondad, integridad y profunda compasión.

Quienes conocieron a Manuel siempre lo recordarán como "un buen hombre": un alma única cuyo amor, generosidad y alegría hicieron del mundo un lugar mejor.

Su legado de entrega y bondad vivirá para siempre en cada abrazo, cada sonrisa y cada recuerdo compartido por quienes tuvieron la fortuna de conocerlo y amarlo.

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Manuel Aguirre Lara, a devoted husband, father, grandfather, brother, and friend, passed away peacefully, surrounded by his loving family, on September 24, 2025, in Tulsa, Oklahoma. He was born on November 20, 1960, in Zacatecas, Mexico, to Eucario Aguirre Yanez and Carmen Lara Gonzalez.

For 42 beautiful years, Manuel shared his life with his beloved wife, Felipa. Together they built a strong, loving family that was the very center of his world. He was the proud father of Brenda (Hender), Cristina (Edgar), Cecilia, Carolina, Jose Manuel (Angelina), and Mariana. His greatest joy was being "Papi Manolo" to his 11 precious grandchildren: Andrea, Regina, Damian, Emma, Edgar, Raquel, Manuel, Gianna, Leonardo, Olivia, and Oliver.

Manuel's life was a testament to love, resilience, and generosity. Though his early years were filled with challenges, he built a life for his family rooted in unconditional love, encouragement, and strength. He was always ready to help anyone in need, welcoming everyone with open arms and treating his in-laws not just as relatives, but as true family.

He had a wonderful sense of humor, always ready with a joke, a warm smile, and a comforting hug. His honesty, positivity, and strong values left a lasting impact on everyone blessed to know him. Even as he faced illness, Manuel remained a source of strength and hope, lifting up those around him with his unwavering spirit.

Among his many simple joys, Manuel especially loved sharing vanilla ice cream with pecans with his grandchildren. These small, sweet traditions are now cherished memories that his family will hold close to their hearts.

To his children and their spouses, Manuel was not only a loving father but also a role model, a teacher, and an inspiration. To his grandchildren, he was a source of endless laughter, hugs, and love. To his friends and even strangers, he was a man of kindness, integrity, and deep compassion.

Those who knew Manuel will remember him as "one of the good ones"-a rare soul whose love, generosity, and laughter made the world brighter. His legacy of devotion and kindness will live on through every hug, every smile, and every story shared by those who were fortunate to have known and loved him.